1 jul 2008

REFLEXION




EL ARTE OLVIDADO DE SER NIÑO


Existe algo tan irresistible en un bebé, que hace derretir el corazón de un cínico, abrir la cartera de un avariento, provocar sonrisa a un deprimido y traer la esperanza al desesperado.

G.K Chesterton dijo: “Aprendí más sobre la vida observando a los bebés en cunas de recién nacidos, que leyendo a los filósofos.”

Jesús dice que necesitamos convertirnos en niños si queremos formar parte de su reino, Lucas 18:15-17.


Te preguntaras por que Jesús dice eso; considera las siguientes características:

CARACTERISTICAS DE UN NIÑO:

1. LA PUREZA INFANTIL: un bebé nada sabe sobre el prejuicio, odio, envidia, asesinato, engaño y mentira.

Los bebés son inocentes, sabemos que esta condición no perdura por mucho tiempo, más hay algo especial en esta inocencia. Como adultos, Jesús dijo: que sabemos intentar igualarnos a la pureza infantil .Todos pecamos (rompimos reglas y mandamientos de Dios), y si nuestros pecados fueran tatuados en nuestros cuerpos, probablemente estaríamos usando mangas largas, cuellos olímpicos, sombreros grandes y hasta guantes. Sin embargo, la promesa de Dios es que podemos volvernos limpios nuevamente por medio de la sangre de Jesús.

No importa cuál haya sido su pasado. Dios aprieta “el botón borrar” y su pecado desaparece delante de sus ojos. Por tanto, debemos aprender a ser sabios y reconocer lo bueno y lo malo, esto quiere decir mantener la distancia del mal; sino quiere ser flechado por una abeja, quédese lejos de las colmenas “alcohol, drogas, sexo, homosexualidad, etc.”

Si lucha con la tentación alcohol, no vaya a la cantina diciendo que está con ganas de comer maní. Con mucha frecuencia, las personas quieren sembrar vientos y después se quedan rogando para que no llegue la cosecha. ¡NO SE QUEDE CERCA DE SU DEBILIDAD!


2. ADMIRACIÓN INFANTIL: Es muy divertido ver a un niño descubriendo algo por primera vez. Todo es fascinante para él. Sin embargo, a medida que crecemos, esta admiración desaparece. El mundo se vuelve tan habitual que no nos excita más. Las duras realidades del sufrimiento y del mal: decepciones y conflictos invaden y empañan nuestra alma.

Sino somos cuidadosos, pasamos de la admiración a la indiferencia o al cinismo y nuestro entusiasmo por la vida se desvanece; igualmente sucede en las personas que tienen una relación con el novio(a) hace años se puede convertir en una obligación insípida. Por eso le invito a que conozca a Jesucristo a través del modo de vida que El quiere enseñarle y así transformar su vida “ojala nunca perdamos la admiración por aquello que Dios hizo: mundo, su vida.”

“sirvan al señor con el corazón lleno de entusiasmo” Romanos 12:11.


3. LA FE Y LA CONFIANZA INFANTIL: Un niño saltaría de cualquier lugar alto, si supieran que su padre estaría allí para ampararlos. Dios es real para los pequeñitos. Ellos no dudan de Él, ni de su palabra. Sin embargo, algo sucede a lo largo de la trayectoria de la vida y nosotros nos volvemos incrédulos acerca de todo.

Quedamos imaginándonos: “¿Cómo puedo tener certeza de que todas las cosas cooperan para el bien de aquellos que son mis amigos?”.

Quizá todo no pase del deseo de creer aquello que nosotros queremos que sea la verdad.


Pero la Biblia nos enseña que “la fé es la certeza de que vamos a recibir las cosas que esperamos y la prueba de que existen cosas que no vemos” (hebreos 11:1).

Fé es caminar hasta el borde y dar un paso más, tenemos la creación, el nacimiento de un niño, el misterio de la semilla, la convicción de la conciencia, la resurrección de Jesús, el cumplimiento de las profecías, oraciones respondidas, vidas transformadas, la durabilidad de la Biblia, y tantas evidencias de Dios en tú vida, ¿pero, ellas no son pruebas para ti? , entonces llega el tiempo que usted joven en humildad, da un pequeño paso de fé, como el de un niño. “nunca se puede agradar a Dios sin fé, sin confiar en Él.

Cualquiera que desee ir a Dios, debe creer que existe un Dios y que Él recompensará a aquellos que sinceramente lo buscan” Hebreos 11:6.

Jesús llamó para sí a los niños y dijo: “dejad a los niños venir a mí”. Nunca le impidáis a los pequeñitos, porque el reino de Dios pertenece a los hombres que tienen el corazón confiado como el de éstos niñitos. Y quién no tiene la fé que ellos tienen, no entrarán al Reino de Dios. Lucas 18:16-17.

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