21 sept 2008

REFLEXIÓN



Cómo vencer la soledad


"La soledad no hace acepción de personas: entra en el palacio y en la choza." - ha dicho un autor cristiano. Es cierto. Mucha gente padece y sufre por su soledad, por esa forma de soledad crónica y depresiva. Muchos en su soledad han visto hundirse sus vidas, hasta han llegado al manicomio, o al suicidio. Sin embargo, muchos también, en su soledad, han buscado a Dios y le han hallado.

Es que la soledad te aparta del ruido, del tráfago incesante, y te permite escuchar a Dios. Porque el ruido interfiere entre tu corazón y Dios. Un sabio antiguo decía: "Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres, que de verdad mucho estorba el tratar de las cosas del siglo". Hay afán y fatiga en el mundo que nos rodea. Es que el trajín, las risas locas, y el disfrute del momento, nos impiden escuchar a Dios.

Ir al desierto

Esa soledad es como "ir al desierto". Allí se desnudan los móviles mezquinos de nuestra alma, y se conoce la voluntad de Dios. La expresión "el desierto" es usada en muchas ocasiones en las Escrituras, no como un lugar físico, sino como una situación de vida en la que hay soledad, tristeza y dolor. Allí no hay vanidades que atrapen el corazón. Allí se está solo con Dios y consigo mismo.

Por ejemplo, en el libro del profeta Óseas encontramos esto. El Señor le habla a Israel como un marido a su mujer. Aunque ella le había sido infiel, Él todavía quería hablarle con ternura: "La atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón" (Óseas 2:14). El esperaba que en el desierto pudiera reencontrarse con el corazón de su amada.

Muchas veces al Señor hace así también con nosotros.

En las Escrituras encontramos a muchos siervos de Dios que fueron llevados por Dios al desierto (desierto físico y también espiritual), porque allí Él les quería hablar al corazón. Moisés fue uno de ellos; David fue otro; Pablo también estuvo allí. En el silencio, en la quietud, lejos del mundanal ruido, Dios les habló, y ellos aprendieron las lecciones más importantes de su vida. "Sólo en el silencio, el corazón puede esperar y escuchar a Dios." - dice G. Campbell Morgan.

El valor de la soledad

Cuando tú te quedas solo, entonces se caen las caretas, las falsas posturas, y te quedas tal como eres. Y entonces puedes sentir que la mirada escrutadora de Dios te atraviesa hasta adentro. Entonces ves cosas que nunca antes habías visto. ¡Qué importante es este escrutinio de Dios! ¡Cuánto bien hace al alma del creyente! ¿Huirás de la soledad, si allí Dios puede examinarte y hablar a tu corazón?

Muchos temen a la soledad, porque le temen a Dios y temen su juicio. Sin embargo, ¿no tenemos nosotros paz con Dios? ¿No conocemos nosotros a Dios, quien es nuestro Padre? En la soledad crecemos en profundidad, como cuando un árbol echa raíces para luego resistir el vendaval.

Somos bienaventurados, porque nunca estaremos solos más de lo que Dios considera necesario. Luego de estar allí, en el silencio, el tiempo preciso; luego de crecer en el conocimiento de nosotros mismos y en el conocimiento de Dios, podremos volver, un poco más sabios, algo más crecidos, y con renovadas fuerzas, para seguir avanzando en el camino de la fe.

Por tanto, la soledad -como la tristeza- es una ocasión para crecer en Dios, para esperar en Él, para que se temple en nosotros el dulce y precioso carácter de nuestro amado Señor Jesucristo.
Así que, la soledad no debe ser tanto "vencida", sino "aprovechada", para la gloria de Dios.


3 sept 2008

REFLEXIÓN

COMO EL AGUILA





El águila es el ave de mayor longevidad entre las de su especie. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una difícil y seria decisión.

A los 40 sus uñas están apretadas y flexibles, y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y con sus plumas gruesas. ¡Volar se hace ya tan difícil!

Entonces el águila tiene solamente dos alternativas:
Morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.

El proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse allí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared, hasta conseguir arrancarlo. Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo, con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, saldrá para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.

En nuestras vidas, muchas veces tenemos que resguardarnos por un tiempo, y comenzar un proceso de renovación para continuar un vuelo de victoria.

Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que en algún momento nos causaron dolor y estancamiento en nuestra vida emocional y espiritual, para hacerlo debemos llevar esos estorbos delante de Dios y pedirle su ayuda para dejarlos atrás y que con su poder nos renueve.

Solamente libres del peso del pasado, podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae. ¡Y después! ¡Volar hacia la victoria y una mayor madurez!


1 sept 2008

LECTURA DEL MES



El noviazgo

Peor es nada



El noviazgo peor es nada, lo desarrollan aquellas per­sonas que por lo general, han vivido algunas o todas las situaciones siguientes:


1. Decepción de sí mismos como seres humanos.

2. Decepción de sí mismos por su apariencia física.

3. Repetidos fracasos sentimentales.

4. Jóvenes adultos que sobrepasan los treinta años de edad y creen que ya los dejó el tren (dejó el tren: dí­cese de alguien que cuando llegó a la estación del amor, el tren ya había partido).



Ni modo..... A más no haber!...

¡Los enamorados no fundamentan sus

Decisiones en la razón, sino en su necesidad

Y esto los lleva a desarrollar relaciones

Sostenidas en la nada!...



La relación de noviazgo es un momento que yo per­sonalmente he bautizado con el nombre de: “buscando al soldado Ryan”. Si has podido ver la película con el fa­moso actor TOM Hanks, descubrirás que él está a cargo de encontrar a un soldado llamado Ryan, cueste lo que cueste, no puede ser otro, tiene que ser el soldado Ryan. Y la misión de Hanks, consiste en devolverlo a la casa de su madre, porque sus otros tres hermanos han muerto en batalla.

Esto es lo más importante en las relaciones de no­viazgo: ¡la búsqueda!, el obligatorio análisis para des­cubrir si la persona con la que estás,

es en realidad tu soldado Ryan o tu soldada Ryana, o solamente una mala copia.



¿Será o no será?

¡Siempre que quieres algo bueno, aparece

Justo antes, ¡un mal sustituto!...

Recuerda que las copias son malas.


Hay un tiempo para todas las cosas. Es necesario que en el tiempo que estás solo hagas lo siguiente:


1. Una lista de las virtudes y características que te hacen es

pecial. Todos tenemos una o muchas. ¡Aunque usted, no lo crea! tú también tienes. Y debes recordarlo. Para todos hay un alguien, no te conformes con lo que salga, con “peor es nada”.



2. Haz una lista de las características que quisieras de tu pareja, entendiendo perfectamente las tuyas.

O sea, que si quieres a alguien cariñosa, es porque eres cariñoso, y si quieres a alguien dulce, es porque eres dulce.

Trata que las características que escoges sean inter­nas, y mantén tu lista clara cuando al fin conozcas a al­guien que en verdad te interese.


3. Utiliza la sinceridad y la honestidad. Lo mejor que puedes dar a otros es ser tú mismo.

4. Las características que deseas deben ser realistas. Una cosa es escoger cualquier persona y otra es que vayas al otro extremo. O sea, que la lista que tienes sea algo inalcanzable. Que escojas a la mujer que no existi­rá jamás, o el hombre increíble. Por ejemplo el cuerpo de Shakira, con la cara de Britney Spears y el dinero de Jennifer López. O el perfil de Ricky Martín, con el cuer­po de Chayanne, y los ojos de Brad Pitt. Luego tendrás que presentarlo como tu mutante novio Carlos tu novia Maria pedazos.


Creo que debes ser muy realista. Piensa que na­die te escogería a ti si fueran tan exigentes. Enton­ces, ni muy muy, ni tan tan. Sino lo que mereces es lo que va bien contigo