24 ago 2008

REFLEXIÓN

DAVID
La verdad lastima menos que las mentiras

Nuestras mentiras nos protegen de nuestras verdaderas personas.
No importa si la mentira se dice abiertamente o es meramente algo que decidimos guardar en secreto. De cualquier manera, las mentiras nos guardan de tratar con la verdad. Así y todo es sólo al enfrentar la verdad que encontramos la libertad.

David era un hombre piadoso atrapado en un pecado secreto. Con la ayuda del profeta Natán, él aprendió que la única manera de liberarse de las mentiras era confesarlas. La historia de David afirma que la sanidad viene a través de la confesión Y sólo la verdad puede hacernos libres.

Algunas veces es difícil decir cuál es realmente la verdad
Por momentos es difícil decir la verdad en general porque estamos avergonzados o temerosos. El problema es que nuestras mentiras jamás resuelven el problema ni lo hacen desaparecer. Generalmente hacen que las cosas empeoren.

David descubrió esto cuando trató de esconder su pecado. Él pensó que si nadie lo sabía, simplemente iba a desaparecer. Pero no fue así. Mientras consideramos su historia, piensen acerca de las mentiras que han dicho (o acerca de la información que han retaceado).
¿Las mentiras han mejorado o empeorado la situación de ustedes?

Sexo, mentiras y arrepentimiento
David llevó a cabo muchos actos que mostraron qué persona tan piadosa y heroica era él. No obstante, muy probablemente ninguna acción le enseñó más que su pecado con Betsabé. Tu lección se enfoca en las circunstancias que atraparon al rey David en adulterio y homicidio. También sigue el rastro de su sendero a través de las mentiras hacia la confesión, la cual finalmente lo hizo libre.

LA CAÍDA DE DAVID 2 Samuel 11:1
La primera falta de David fue quedarse en su casa cuando era un tiempo para que los reyes fueran a la guerra. En lugar de pelear una guerra, se quedó aburrido e inquieto en su casa. Caemos más fácilmente en la tentación cuando estamos en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

La tentación de David ocurrió en tres etapas.

1. Desde el techo de su palacio, la vio a Betsabé bañándose.

2. En lugar de darse vuelta, envió a alguien a preguntar acerca de ella.

3. En lugar de honrar el matrimonio de Betsabé, David pidió que ella fuera a verlo.

En cualquiera de estas etapas David pudo haberse detenido, pero simplemente siguió adelante. El poder de la tentación aumentó cada vez que él se rindió a sus deseos.
Contrasta las acciones de David en este pasaje con las acciones de José en Génesis 39. David se quedó mientras que José huyó. Y eso hizo toda la Diferencia.

EL ENCUBRIMIENTO POR PARTE DE DAVID 2 Samuel 11:6-13

Cuando David descubrió que Betsabé estaba embarazada, él inmediatamente trató de encubrir sus acciones en lugar de confesar su pecado. David hizo regresar a Urías, el esposo de Betsabé, de la línea de batalla y lo instó a acostarse con ella.
Urías, no queriendo disfrutar del placer mientras los demás soldados arriesgaban sus vidas, se acostó en el patio del palacio y frustró el plan de David.
A la noche siguiente David hizo que Urías se emborrachara y otra vez lo instó a que se fuera a su casa con Betsabé. Urías pasó una segunda noche en el patio.

En desesperación, David arregló para poner a Urías en las líneas de frente para que lo mataran en batalla.
Una vez que Urías estuvo fuera del camino, David tomó a Betsabé para ser su esposa. Pensó que lo había logrado, pero no había engañado a Dios.

LA LIBERTAD DE DAVID 2 Samuel 12:1-14

Uno solamente puede imaginarse cómo se sentía David en su corazón, siendo el único (aparte de Betsabé) que sabía la verdad acerca de lo que había hecho.
Pero Dios lo amaba demasiado a David como para dejarlo salirse con la suya. Dios envió al profeta Natán para confrontar a David.

La respuesta de David a la historia acusadora de Natán mostró que David tenía una comprensión acabada y que odiaba la injusticia. No obstante, cuando llegó el momento de juzgar su propia injusticia, él fue cegado por la negación poderosa que se asienta en el corazón del mentiroso.

Cuando Natán dijo: “¡Tú eres ese hombre!,” le ofreció a David libertad de su pecado, al confrontarlo directamente.

Salmos 51:1-12
David abandonó su negación e inmediatamente respondió admitiendo su pecado y aceptando las consecuencias.
Si bien nunca pudo deshacer el dolor y la muerte causados por su mentira, David recibió perdón de Dios y experimentó la libertad que viene al enfrentar la verdad.

Dios mostró su increíble capacidad para bendecir y perdonar al darle a David y a Bestabé otro hijo, Salomón, quien fue un ancestro directo de Cristo.

Él quiere que nos destaquemos por decir la verdad.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto es cierto:"Nuestras mentiras nos protegen de nuestras verdaderas personas"...No te quedes callado(a)